Cristina Rivera Garza: la lengua postmaterna

 

Entrada escrita por Abi L. Cortés (@lyla_ae)
y corregida por Gloria Stonem (@ToxicStonem)

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Diseño de María Teresa (@MariaT0)

Como bien dice Ignacio Sánchez Prado: «En años recientes, una cantidad considerable de escritores, incluidos varios consagrados como figuras centrales de la literatura mexicana actual, han optado por dejar el país para ingresar en programas doctorales o para trabajar como profesores e investigadores en universidades a lo largo y ancho de Estados Unidos». Para cada uno de esos escritores, este hecho ha traído varias consecuencias.

Cristina Rivera Garza forma parte del paradigma mencionado en «La legión extranjera» de Sánchez Prado. Para nuestra autora, como para muchos de sus colegas, el inglés y el español forman parte de su vida. No obstante, afirmar que Rivera Garza se expresa en más de una lengua va más allá de lo evidente, pues es el lenguaje la fuente de creación de todo escritor. Tal vez cabría preguntar: ¿cuáles son las motivaciones o necesidades de un autor para expresarse en tal o cual lengua?

En Las aventuras de la escritora errante y el extraño caso de la vida acentuada y los dilemas siempre abiertos de la lengua postmaterna, Rivera Garza desarrolla una reflexión para responder por qué ha elegido escribir en español a pesar de vivir en Estados Unidos e impartir clases de escritura en inglés.

poetica-de-los-dislocamientos-rivera-garzaComo sabemos, la lengua materna guarda una identidad y en ella podemos movernos con total libertad; no obstante, en la segunda, nos dice nuestra autora, se encuentra «la posibilidad de reconstruirse desde cero. Ahí está también completa, la posibilidad de oír esa otra manera en que la lengua ‘nos habla’ y, luego entonces, nos inventa. Vida acentuada. El alfabeto sin memoria». No obstante,«es usual señalar, con mayor o menor cantidad de amargura, las limitaciones que impone el uso de una lengua con la que no se creció».

Rivera Garza nos muestra que este tipo de reflexiones en torno al lenguaje parten de la cotidianeidad, de la vida, de la realidad. Mediante las vivencias de la escritora, podemos percatarnos de que las cosas pueden ser diferentes; es decir, se puede establecer un punto de confluencia entre dos lenguas, dos identidades y dos lugares. Es necesario romper con la idea de lo primigenio, lo original y lo aislado para dar paso a la confluencia. Como bien dice Rivera Garza, somos la relación que guardamos con los lugares que habitamos, somos todas las lenguas que hablamos. Lenguas postmaternas.

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