Entrada escrita por Aleja (@alejandrarm17)
y corregida por Alicia del Fresno (@adlfresno )
Llega un momento en nuestras vidas en el que comenzamos a cuestionarnos todo aquello que hemos aprendido, leído o estudiado, y nos damos cuenta de que muchas de las cosas que hemos interiorizado y creído como categóricas nacen del sistema de organización social, económica y política en el que vivimos.
Arquetipos como el matrimonio o la maternidad siguen siendo considerados como la última aspiración que debería tener una mujer. Sin embargo, hoy en día la mujer es libre de decidir qué es lo que de verdad la hace feliz, y esto es algo que no debería causar ningún revuelo social. Sobre estos arquetipos sociales impuestos por la sociedad machista nos habla Kate Bolick en este maravilloso ensayo llamado Solterona.

Kate Bolick se ha convertido, sin que ella lo pretendiese, en una de las despertadoras de las que tanto habla en su libro.
Ha conseguido llevarnos de la mano entre las tinieblas de la realidad para mostrarnos que estar soltera no significa estar sola, que ser una solterona significa escoger, escoger conocerse y hacer de nuestras vidas la imagen de lo que somos, no el resultado de lo que nuestros padres, nuestras parejas o la sociedad en la que vivimos creen que debemos ser.
Este libro nos ofrece la oportunidad de comenzar una búsqueda: la de nuestras propias inspiradoras. No me refiero solo en lo relativo a la literatura, sino en cualquiera de los aspectos de nuestras vidas, ya que nos llenarán de sabiduría, de inquietudes y de ambiciones.
Esto me hizo pensar en que la autora se quedó huérfana de madre a una edad decisiva para la mujer, una edad donde las ideologías familiares y las nuevas experiencias de la vida fuera de casa se entremezclan y te convierten en mujer, porque las madres representan el modelo más influyente de las mujeres. Cuando somos niñas penetramos en el mundo femenino gracias a ellas: rebuscamos en sus cajones, utilizamos sus pinturas, desordenamos su ropa interior… La base de nuestra feminidad nacerá del reflejo de nuestras madres y nos marcará para el resto de nuestras vidas en muchos aspectos. Hoy los roles de las madres están mucho más combinados que en el pasado y tenemos la libertad y la inteligencia de entender y aplicar esas enseñanzas en nuestras vidas o cambiar lo que necesitemos.
Podemos elegir.