Entrada escrita por Meryem El Mehdati (@_fancyplatypus)
y corregida por Álex Gaita (@agaitaarino)
En el artículo Against YA («Contra la literatura juvenil»), Ruth Graham no critica que los adolescentes lean The Fault in Our Stars, The Curious Incident of the Dog in the Night-Time o Love, Stargirl. Son historias sobre jóvenes para jóvenes. La literatura juvenil se acerca a los adolescentes mediante personajes en los que se ven reflejados y experiencias por las que también han pasado. Algunos de ellos se meten en la historia solamente durante el tiempo que les lleva terminar el libro; otros pasan años obsesionados con un capítulo, un diálogo, su personaje favorito. A Graham le da igual que alguien de quince, dieciséis o diecisiete años esté enganchado a American Gods, The 5th Wave o A Court of Thorns and Roses. Escogen mal porque aún no han crecido, porque no saben ser críticos.
El problema somos el resto, esos que ya no somos adolescentes pero que tampoco entramos fácilmente en la categoría de adulto. A tus veintidós no deberías estar leyendo The Piper’s Son con la misma impunidad que sentías a los diecinueve mientras devorabas Mockingjay. No, tampoco confieses que no entendiste del todo el final de The Raven King, ni que te lo leíste en un día porque no querías que nadie te fastidiase el final de la saga en Twitter, tengas veintitrés, veinticinco o… treinta. Cuando se critica la literatura juvenil, siempre hay dos puntos sobre los que se hace especial hincapié: las edades de su público objetivo y la calidad que las obras de este género suelen tener.
¿Cuál es la función social de un libro, qué propósito cumple? Tim Park empuña el hacha en New York Review of Books y te lo explica: la gente lee para luego hablar de los libros que ha leído. Sin más. Tajo por aquí, tajo por allá, hay que atacar la raíz del problema, y lo malo no es que alguien de veintisiete años esté leyendo A Darker Shade of Magic y en su crítica de Goodreads lo puntúe con cuatro estrellas, no. Lo verdaderamente preocupante es que algo como The Foxhole Court exista siquiera.
Al leer a críticos como estos afirmar que la literatura juvenil es basura porque se basa en personajes muy pobres, repeticiones trilladísimas y clichés insoportables, resulta inevitable no dudar de uno mismo. ¿Y si tienen razón? ¿Y si fuese ya hora de limitarnos a leer… cosas buenas, cosas de adultos? Si bien es cierto que la calidad de algunas de las sagas más populares del género deja mucho que desear, véase Crepúsculo, Cazadores de Sombras, Divergente o Hush, Hush, por citar unas pocas aunque habría muchas más, también es verdad que la literatura juvenil nos cuenta una historia que, aunque nos cueste admitirlo, nos llega a todos.
Todo el mundo ha sido adolescente. Todos hemos tenido a un villano en nuestras historias, un grupo de amigos del que nos hemos ido distanciando al crecer, algo sobre nosotros mismos que no hemos sabido cómo confesar a los demás. Las situaciones que se dan en estos libros no son necesariamente más simples que las que se dan en la ciencia ficción, en la fantasía épica o en un thriller. ¿No será que sagas como Harry Potter se han convertido en lo que son hoy en día porque sirven de guía para la realidad en la que vivimos? ¿A qué se refieren los críticos cuando definen como «seria» a la literatura para adultos? ¿Es Cincuenta sombras de Grey «literatura seria»?
Al comprarte Saving Francesca sabes, sabes, que lo que estás comprando no va a ser nominado al Nobel de la Literatura. Después de leer algo que te ha gustado haces lo inevitable: hablas. Se la recomiendas a tus amigos; incluso a esa amiga muy exigente que pondrá los ojos en blanco después de leer el prólogo y te dirá: «mira, no». Buscas a gente a la que también le haya gustado y comentáis durante horas las partes que te han hecho soltar una carcajada o sonreírte en el trayecto en bus desde tu casa al instituto, a la universidad, al trabajo.
Por todo lo anterior (y por mucho más) mi primera entrada para Adopta una autora está dedicada a Leigh Bardugo. Dejadme que os la presente.

Nacida en Jerusalén en 1975 y residente en Hollywood, Leigh Bardugo creció en Los Ángeles y es la autora de la trilogía The Grisha y la bilogía Six of Crows. También ha participado en antologías como Summer Days and Summer Nights, Last Night a Superhero Saved My Life y Slasher Girls and Monster Boys. En la actualidad, está preparando la primera entrega de su nueva saga, Ninth House, además de Wonder Woman: Warbringer.
En The Grisha (2012), Alina Starkov, una de tantos huérfanos de guerra, es la última esperanza del que otrora fuese el gran reino de Ravka. Rodeado por enemigos y dividido en dos por el Abismo de Sombras, Ravka vive los peores años de su historia en manos de su misterioso comandante, el Oscuro. A pesar de no haber sido nunca especialmente buena en nada, cuando su regimiento cae en el Abismo de las Sombras, Alina conjura un poder que les salva la vida todos. A partir de ese momento, su vida da un giro de 180º y Alina pasa de ser alguien que no llama la atención a formar parte de la élite de magos más poderosa del mundo.
Dos años después del final de The Grisha, la peligrosísima Ketterdam está en manos del Consejo de Mercaderes y de las bandas callejeras que controlan el Barril, nombre que se le ha dado a las peores zonas de la ciudad. Kaz Brekker, un prodigio en el arte de hacerse con lo ajeno, es el segundo al mando de una de las bandas más populares, la de los Indeseables. Cuando uno de los miembros del Consejo le ofrece la oportunidad de ganar 30 millones de coronas a cambio de rescatar a un químico extranjero de la prisión donde está, Kaz tiene muy claro quiénes serán los integrantes del equipo que le ayudará en su gesta. Inej Ghafa, espía Suli; Nina Zenik, Grisha; Matthias Helvar, cazador de Grishas; Wylan, un fugitivo; y Jesper, el mejor tirador de Ketterdam, son los protagonistas de Six of Crows (2015).
En todas sus novelas, Bardugo apuesta por la creación de su propio universo y por introducir un elenco de personajes más amplio de lo que se acostumbra en este género. El mundo de The Grisha está inspirado en la Rusia zarista, donde las intrigas de palacio y la magia marcan el ritmo de los tres libros que forman la saga. Por otra parte, Six of Crows se desarrolla en una Europa de corte casi renacentista, en la que una industria incipiente y la magia conviven día a día en el único lugar del reino al que la guerra aún no ha llegado.
Tengáis trece, diecisiete o veintitrés, no le hagáis caso a los críticos y no me hagáis caso a mí. Leed lo que queráis, pero leed. Coged Six of Crows o Shadow and Bone (Seis de Cuervos o Sombra y Hueso en español) y viajad de Ravka a Kerch, cruzad el Abismo de Sombras, bebeos una cerveza en el Barril. Haceos amigos de un pirata freelance, liberad esclavos, apostad la mitad de vuestro sueldo al rojo en uno de los casinos de Ketterdam.
Eso sí, no os juntéis con ningún Indeseable.
Un comentario en “Leigh Bardugo: en defensa de la literatura juvenil”