Entrada escrita por Génesis Ramos (@gnrub_azul)
y corregida por Carla Bataller (@trad_carbaes)

Conocí a Susan Sontag por accidente una tarde mientras zapeaba; sin pretenderlo, los canales me llevaron al de HBO, donde pasaban un documental llamado Regarding Susan Sontag. Ese fue mi primer acercamiento a la autora neoyorquina.
Susan Sontag empezó a escribir de pequeña, a los siete u ocho años, desde cuentos hasta novelas y obras de teatro. Lo que me llamó la atención de esta mujer fue su premura ante la vida. Ella misma lo afirmaba en una entrevista:
Odiaba ser una niña. No podía hacer lo que quería. Quería quedarme despierta toda la noche. Quería ver el mundo. Quería hablar con la gente. Quería conocer gente que estuviera interesada en lo mismo que yo.
Me recordaba un poco a mí. De niña siempre me relacionaba con adultos, en parte porque soy hija única y en parte porque nunca podía entablar mayor conversación con personas de mi edad. A Susan le pasaba algo parecido: su prisa por crecer la llevó a acceder a la universidad cuando tenía quince años, a casarse con diecisiete y a dar a luz a los diecinueve a su primer y único hijo, David.
El primer libro que empecé a leer fue Ante el dolor de los demás. En las siguientes reseñas tendré la oportunidad de ampliar más mi experiencia con este libro, pero ahora quiero comentarles cómo me adentré en la vida de Susan gracias a la lectura. Empecé a leer este ensayo corto con otra perspectiva, y al final quedé impactada por las impresiones e imágenes que transmite. La obra se centra en las guerras que han ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad y la relación de la fotografía con los hechos bélicos. Para Susan, el deber del fotógrafo en las guerras es transmitir al espectador la miseria que se vive desde otro lado del lente.
La obra literaria de Susan Sontag arranca con El benefactor, obra literaria publicada en 1963 y que no fue bien recibida por la crítica ni por sus amigos intelectuales. Esta novela se salió de la corriente realista, ya que ya que la narración contenía tal nivel de filosofía y de abstracción que terminó siendo confusa para algunos. La autora no empezó con buen pie, pero sería una serie de ensayos la que no solo le daría fama, sino la redimiría como intelectual. Contra la interpretación y otros ensayos es uno de los libros más importantes de su carrera, y es aquí donde Susan recopila sus percepciones y críticas literarias sobre distintas ramas del arte, como la narrativa, el cine y el teatro, a los cuales también se dedicó en ocasiones. Pero si esta obra se recuerda es sobre todo por su último bloque, donde hizo varias notas sobre el camp. Abordaré poco sobre este tema, porque en mi próxima entrada me centraré en ampliar este concepto. Susan no definía el camp como una forma de belleza, sino como un grado de artificio y estilización. Es algo que se encuentra en la arquitectura, en el teatro, el cine, la música y en las personalidades del ser humano. Es una corriente que responde a lo marcadamente atenuado y a lo fuertemente exagerado.
A partir de la publicación de este libro, Susan se convirtió en un icono en la cultura estadounidense y en un importante referente literario que perduraría a través de los años y contaría con una prolífica obra ensayística y dos novelas.
Susan Sontag murió en el 2004 a los 71 años de edad. Pese a haber tenido éxito en el mundo literario, siempre vivió abatida por un sentimiento de angustia, pues creía que no había hecho lo suficiente como para trascender. Sentía un miedo atroz hacia la muerte y a la fugacidad de la vida, como lo mencionó en varias entrevistas. Amaba estar viva. Hoy muchos recordamos a Susan como activista, defensora de los derechos de la mujer, ensayista, novelista y cineasta. No hay duda de que fue capaz de trascender y lo será por muchos años más, pues supo reflejar los conflictos, la incertidumbre y la verdad del ser humano.

Genial. Gracias
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Buena entrada. Tambien es una de mis admiraciones. Te felicito.
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